La caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos
el martes 29 de mayo de 1453 (de acuerdo con el calendario juliano) fue un
hecho histórico que, en la periodización clásica, y según algunos
historiadores, marcó el fin de la Edad Media en Europa y el fin del último
vestigio del Imperio romano de Oriente.
Puede decirse que el declive de Constantinopla, la capital
del Imperio romano de Oriente, comenzó en 1190 durante los preparativos de la
Tercera Cruzada en los reinos de Occidente. Los bizantinos, creyendo que no
había posibilidades de vencer a Saladino (sultán de Egipto y Siria y principal
enemigo de los cruzados instalados en Tierra Santa), decidieron mantenerse
neutrales. Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros
de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en
1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio latino que duró
hasta 1261.
Los bizantinos, despojados de su capital imperial,
establecieron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y
el Despotado de Epiro serían los más influyentes. En tanto, el reino
establecido por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261, el
Imperio de Nicea, bajo Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.
El ataque comenzó oficialmente el 7 de abril de 1453, cuando
el gran cañón disparó el primer tiro en dirección al valle del Río Lico, junto
a la puerta de San Romano, que penetraba en Constantinopla por una depresión
bajo la muralla, lo cual posibilitaba el posicionamiento del cañón en una parte
más alta.
Al comienzo del cerco, los bizantinos consiguieron dos
victorias alentadoras. El 12 de abril, el almirante búlgaro al servicio del
sultán Suleimán Baltoghlu fue rechazado por la armada bizantina al intentar
forzar el pasaje por el Cuerno de Oro. Seis días después, el Sultán intentó un
ataque a la muralla dañada en el valle del Lico, pero fue derrotado por un
contingente menor, aunque mejor armado, de bizantinos, al mando de Giustiniani.
El 20 de abril los bizantinos avistaron los navíos enviados
por el Papa, además de otro navío griego con grano de Sicilia, que atravesaron
el bloqueo de los Dardanelos cuando el sultán desplazó sus navíos hacia el mar
de Mármara. Baltoghlu intentó interceptar los navíos cristianos, pero vio que
su flota podía ser destruida por los ataques de fuego griego arrojado sobre sus
embarcaciones. Los navíos llegaron con éxito al Cuerno de Oro y Baltoghlu fue
humillado públicamente por el sultán y ejecutado.
El 22 de abril, el sultán asestó un golpe estratégico en las
defensas bizantinas con la ayuda de la maniobra ideada por su general Zaganos
Pasha
Mehmed ordenó que las tropas descansasen el día 28 de mayo
para prepararse para el asalto final en el día siguiente, ya que sus astrólogos
le habían profetizado que el día 29 sería un día nefasto para los infieles. Por
primera vez en casi dos meses, no se oyó el ruido de los cañones ni de las
tropas en movimiento. Para romper el silencio y levantar la moral en el momento
decisivo, todas las iglesias de Constantinopla tocaron sus campanas durante
todo el día. El emperador y el pueblo rezaron juntos en Santa Sofía por última
vez, antes de ocupar sus puestos para resistir el asalto final, que se produjo
antes del amanecer.Durante
esa madrugada del día 29 de mayo de 1453, el sultán otomano Mehmed lanzó un
ataque total a las murallas, compuesto principalmente por mercenarios y prisioneros,
concentrando el ataque en el valle del Lico.
Ni por tierra ni por mar los mercaderes cristianos conseguirían pasaje para las rutas que llevaban a la India y a China, de donde provenían las especias usadas para conservar los alimentos, además de artículos de lujo, y hacia donde se destinaban sus mercancías más valiosas.
De esta manera, las naciones europeas iniciaron proyectos
para el establecimiento de rutas comerciales alternativas. Portugueses y
castellanos aprovecharon su posición geográfica junto al océano Atlántico para
tratar de llegar a la India por mar. Los portugueses trataron de llegar a Asia
circunnavegando África, intento que culminó con el viaje de Vasco da Gama entre
1497-1498. En cuanto a Castilla, los Reyes Católicos financiaron la expedición
del navegante Cristóbal Colón, quien veía una posibilidad de llegar a Asia por
el oeste, a través del Océano Atlántico, intento que culminó en 1492 con el
arribo a América, dando inicio al proceso de ocupación del Nuevo Mundo. Los dos
países, otrora con escasa influencia en el escenario político europeo, ocupados
como habían estado en la Reconquista, se convirtieron en el siglo XVI en las
naciones más poderosas del mundo, estableciendo un nuevo orden mundial,
denominado según Immanuel Wallerstein, el sistema moderno mundial.
Diana Islas Acosta 2 "A" Num. Lista #17
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