El ingreso de africanos a Nueva España tuvo lugar desde el comienzo de
la conquista y duró hasta el primer tercio del siglo XVIII. No obstante, su
ingreso masivo comenzó hacia finales del siglo XVI, abarcando alrededor de unos
70 años, es decir, de 1580 a 1650 aproximadamente (Aguirre Beltrán 1946;
Ngou-Mvé 1994). A partir de esa fecha la introducción de africanos fue
decayendo hasta casi extinguirse en las primeras décadas del siglo XVIII. La
mayoría de africanos fueron llevados a Nueva España en calidad de esclavos a través
de la trata negrera. Al iniciar la Colonia los primeros esclavos procedieron de
Marruecos y Mauritania. Durante el siglo XVI, predominaban los esclavos de las
inmediaciones de Cabo Verde (desde Senegal hasta Sierra Leona) y el llamado
Golfo de Guinea (región situada entre Costa de Marfil y Nigeria), más adelante,
a finales de ese mismo siglo y durante la primera mitad del XVII, cuando la
trata alcanzó su mayor auge, las deportaciones de africanos fueron del área
cultural bantú (principalmente del Congo y Angola).
Las razones de la trata fueron principalmente económicas, el creciente
desarrollo que tuvieron las industrias coloniales implantadas por la corona
española en Nueva España requería de una gran cantidad de fuerza laboral. En
los inicios del periodo virreinal los pobladores originarios fueron obligados a
trabajar en las empresas de los conquistadores españoles a través de las
encomiendas; el abuso y maltrato constante de los encomenderos y las epidemias
de viruela y sarampión casi acabaron con la población indígena. Se calcula que
en algunas regiones logró salvarse menos del uno por ciento de la población que
las habitaba antes de la conquista española (Aguirre 1958: 36). La creciente
mortandad indígena disminuyó la mano de obra nativa lo cual repercutió en una
mayor dependencia en la fuerza de trabajo de esclavos africanos. Esto propició
que el tráfico esclavista adquiriera mayores proporciones.
La mayor parte de africanos llegados a Nueva España arribaron por el
puerto de Veracruz, de allí eran llevados a lo que es ahora la ciudad de México
para ser comerciados y transportados en el interior. Las actividades a las que
se destinó a los africanos fueron el trabajo doméstico, la industria de la caña
de azúcar, el obraje, la minería y la labor ganadera. Aunque la distribución de
africanos fue relativamente homogénea en Nueva España, algunas regiones
tuvieron proporciones más elevadas de africanos dependiendo de las empresas
coloniales desarrolladas en cada lugar. Las zonas con intensa actividad minera,
ganadera y azucarera, requirieron de mayor fuerza de trabajo africana. Tal fue
el caso de los dos enclaves costeros con mayor población afromestiza en el
país: la región de Veracruz con sus zonas colindantes, y la llamada Costa Chica
que comprende parte de los litorales de los estados de Guerrero y Oaxaca.
También otros factores favorecieron el alto número de población afromestiza en
estas zonas. La dinámica propia de los puertos coloniales, como Veracruz y
Acapulco en ambas regiones, intervino para que posteriormente gran parte de la
población de las costas estuviera conformada por “gente de color quebrado”.
Asimismo, la cantidad de estancias ganaderas, el tráfico clandestino de
esclavos y el cimarronaje presente a lo largo de las franjas costeras en el
periodo colonial favorecieron la prominencia de población afromestiza en estas
regiones. Cabe mencionar que la región de la Costa Chica, a diferencia de la
del Golfo, mantuvo aislamiento relativo con respecto al conjunto del país hasta
mediados del siglo XX, por lo que ha sido considerada por varios investigadores
como una región con mayor presencia africana.
Por otra parte, aunque hay varios estudios que confirman que en la
región central y occidental de México hubo una población africana
significativa, ésta se diluyó gradualmente -aunque no su influencia cultural-
por la mayoría numérica de españoles, criollos e indígenas en la zona y por el
mestizaje frecuentemente buscado por los africanos al tratar de unirse y
procrear hijos libres con grupos sociales de mayor jerarquía dentro de la
estratificación étnica colonial, pese a los esfuerzos de las autoridades
coloniales de mantener separados a los distintos grupos.
Diana
Islas Acosta 2 "A"
Num. Lista #17
mmmmmm
ResponderBorrarmmmmmm
ResponderBorrargrcias por la informacion me sirvio de mucho !
ResponderBorrarMUXAS GRAX
ResponderBorrarCuando yo nací el diablo dijo berga ya nasio la competencia
ResponderBorrar