El
despotismo ilustrado es un concepto político que surge en el siglo XVIII, que
se enmarca dentro de las monarquías absolutas y que pertenece a los sistemas de
gobierno del Antiguo Régimen europeo, pero incluyendo las ideas filosóficas de
la Ilustración, según las cuales, las decisiones del hombre son guiadas por la
razón. Los monarcas de esta doctrina contribuyeron al enriquecimiento de la
cultura de sus países y adoptaron un discurso paternalista. También se le suele
llamar despotismo benevolente o absolutismo ilustrado; y a quienes lo ejercen,
dictador benevolente.
En la
segunda parte del siglo XVIII, en países como Rusia, Francia, Austria y España
surge el Despotismo Ilustrado de la unión del absolutismo como forma de
gobierno y las ideas de la ilustración francesa. Su lema fue: "Todo para
el pueblo, pero sin el pueblo". Donde el rey tenía poder casi ilimitado y
a su vez sería mecenas de las artes y las ciencias. Se suponía que la razón
guiaba el corazón de las personas.
El
despotismo ilustrado se impuso en numerosos Estados, como Francia con Luis XV, España
con Carlos III, Portugal con José I, Rusia con Catalina II, Austria con José II
y Prusia con Federico II. Estos monarcas ilustrados llevaron a cabo en sus
países diversas reformas: centralizaron la administración, unificando la
legislación y las instituciones de todo el territorio; modernizaron la
economía, fomentando la agricultura, la industria y el comercio; mejoraron las
condiciones de vida del tercer estado; intervinieron en los asuntos de la
iglesia, permitiendo la venta de alguno de sus bienes o expulsando a las
órdenes religiosas que se oponían a sus principios, como los jesuitas; y
fomentaron la instrucción pública, las ciencias y las artes.
Aunque a lo largo del siglo XVIII el Estado
absolutista conoció cambios en su funcionamiento, éstos no afectaron a la
estructura fundamental del poder absoluto. Con el sistema político instaurado
por las monarquías reformistas se observa que el monarca sigue siendo el centro
de poder y no tiene obligación de justificar sus acciones, las ideas de la
Ilustración empiezan a hacerse ver entre las técnicas políticas. El absolutismo
ilustrado seguía un principio básico, aumentando el bienestar del pueblo y
dándole una educación básica, pero no excesiva, se conseguía que el nivel cultural
del pueblo aumentase, aumentaban las posibilidades económicas de los más
desfavorecidos.Diana Islas Acosta 2 "A" Num. Lista #17
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